Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Noticia a toda la creación
Domingo 16 de mayo
Solemnidad de la Ascensión
Ciclo B: San Marcos 16, 15-20
Hoy, la Iglesia celebra la solemnidad de la Ascensión del Señor, quien regresa al Padre y a la vez permanece para siempre con nosotros según su promesa. Esta fiesta se considera como una manifestación universal de la presencia de Jesucristo glorificado, quien hace un envió a una misión universal: el anuncio del Evangelio por todo el mundo y a toda la creación.
El Evangelio de hoy nos habla de la universalidad de la presencia de Jesucristo, es decir, que la Ascensión de Jesús está estrechamente unida a su Resurrección, ya que el Resucitado es Señor de todas las naciones y está presente en todo el mundo como Señor de todo lo creado. La Ascensión nos muestra que el Resucitado no es de un espacio o lugar determinado, sino que su presencia divina es universal.
El envío que hace Jesús a sus discípulos antes de su ascensión es de ir a todos los rincones del mundo llevando el anuncio del Evangelio. Esta es la Misión que ha asumido la Iglesia, llevando el anuncio de la Buena Noticia sin mediar fronteras, llegando a todos los pueblos y culturas y que este mensaje pueda llegar a todo el ámbito humano.
Es importante que cada uno de nosotros bautizados asumamos que estamos llamados a ser parte de la misión universal del Resucitado, dando testimonio de nuestro ser misionero en la familia, en la comunidad cristiana, en el barrio, en el trabajo, en el colegio, en la universidad, en la vida social y política. En definitiva, debemos llevar el Evangelio a todos los aspectos de nuestra vida. Por ello es importante que nosotros también nos dejemos Evangelizar como Iglesia por tanto testimonio de quienes nos han precedido en el camino de la fe. Tenemos hermanos y hermanas que han sido santos en su anuncio y testimonio del Evangelio, son hombres y mujeres dignos de imitarles en su fiel seguimiento de Jesús Resucitados y como enviados a anunciar la Buena Noticia.
Además, hoy la Iglesia da inicio a la semana de oración por la unidad de los cristianos. Una de las misiones de la Iglesia es rezar y trabajar por la unidad de todos los cristianos, que en algunos casos ha sido tan dolorosamente dividida. Hoy en día, más que nunca debemos de rezar por la unidad de todos los cristianos, para que, en un mundo tan dividido por el odio humano, seamos nosotros, los cristianos, los primeros de dar el paso de reconocernos como hermanos y hermanas que somos, hijos de un mismo Padre de amor y ternura por toda la humanidad. El llamado a vivir esta unidad, en primer lugar, es para nosotros los católicos, que en nuestras familias y comunidades cristianas sepamos respetarnos, fomentando el diálogo y la escucha del otro, siendo acogedor con el que llega en búsqueda del sentido de su vida en Cristo Resucitado.
Finalmente, queridos hermanos y hermanas, tengamos presente que Jesús Resucitado al igual que a los primeros discípulos nos ha dado poder para anunciar la Buena Noticia, para arrojar demonios y sanar enfermos, seamos valientes, no tengamos temor de decir “soy cristiano y felizmente católico”, que nada ni nadie nos amedrente de dar testimonio del Evangelio con una esperanza alegre. Amén.
P. Benito Tapia Espinoza, misionero redentoristas, Iquique.